El "mal desarrollo" no es prerrogativa de la economía de un país o de otro. De hecho, incluso la sociología de la religiosidad no es una excepción. Lo mismo ocurre con las paradojas que generalmente también socavan la vida de la mujer musulmana... Ella puede ser piadosa en materia de culto, irreprochable en lo "personal", pero su "relación" -vis-à-vis el Otro- deja mucho que desear. Pero adorar a Allah es un todo.

Al estar limpio a voluntad, su observancia del culto corre el riesgo de revolotear.
Incluso devota, su mundo de conocimiento corre el riesgo de parecer estéril en lo que respecta al Universo, la vida y los seres humanos.
Sin embargo, si ella está en sintonía con ese mundo, su moral podría ser repugnante para la familia o el vecindario social.
A veces más que coqueta en un ambiente femenino, a veces contentándose en casa con un atuendo descuidado que hace cabalgar a su marido en su alto caballo.
Cuidando a sus hijos, pero olvidándose de sus padres.
Introvertida en su pequeña familia, mientras descuida los asuntos de la Comunidad...
Ahora bien, estas paradojas, estas disfunciones, no sólo envenenan la vida, sino que atacan la religión de la persona.
Así, este libro trata de poner fin a tales contradicciones en la vida del musulmán actual, mostrándole cómo, a la luz del Corán y bajo el impulso del Mandato del Profeta, los Primeros Musulmanes se comportaron, ciertamente en la totalidad de los Preceptos islámicos pero especialmente con el equilibrio entre los diferentes campos de la vida del ser humano….
Esto es felicidad, querido lector. Y eso es lo que ves...